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Tomate bajo incertidumbre
Hay argumentos más que suficientes para subir el precio que se paga a los agricultores por su producción de tomate, tal y como estamos defendiendo desde las cooperativas y Organizaciones de Productores de Frutas y Hortalizas (OPFH) asociadas a Cooperativas Agro-alimentarias Extremadura.
La campaña de tomate en Extremadura se inicia en este mes de febrero con la firma de los contratos con la industria transformadora, que se deben presentar ante la Administración antes de este próximo 12 de febrero. Pero este comienzo está siendo muy sensible para un sector que viene de una campaña anterior en la que se registró una importante bajada de producción, que fue del 20% aproximadamente, debido a las condiciones meteorológicas.
La actual situación sanitaria y económica originada por la pandemia por COVID-19 no ha parado a nuestros agricultores, ganaderos y cooperativas, que están demostrando lo esenciales que son para que todos tengamos alimentos de calidad en nuestra mesa; sin embargo, una campaña tan desastrosa como fue la del año pasado para el cultivo de tomate para industria en nuestra región puede mermar uno de los cultivos estrella de la agricultura extremeña, que siempre hemos mimado desde las cooperativas del sector de nuestra región y que está muy programado para que el desarrollo de este cultivo no sea uniforme y no genere colapsos de volumen de tomate precisamente en las industrias transformadoras.
Los productores de tomate de la región llevan cuatro campañas con el precio que reciben por su producción congelado. Eso, unido a la mala campaña del año pasado, en la que algunas explotaciones llegaron a perder el 50% de su producción por las altas temperaturas persistentes registradas, ha hecho que los agricultores de este sector hayan tenido cuantiosas pérdidas.
Así que el punto de partida no es nada bueno y las industrias transformadoras deben tener en cuenta esta situación porque la consecuencia podría ser que muchos agricultores apuesten cada vez más por otros cultivos.
Y esto cuando las industrias necesitan tomate, ya que debido a la importante bajada de producción no han podido cumplir con los contratos que tenían cerrados con sus clientes en 2020, aprovechando además que hay un fuerte incremento en el precio del concentrado de tomate con respecto al año pasado.
Por tanto, hay argumentos más que suficientes para subir el precio que se paga a los agricultores por su producción de tomate, tal y como estamos defendiendo desde las cooperativas y Organizaciones de Productores de Frutas y Hortalizas (OPFH) asociadas a Cooperativas Agro-alimentarias Extremadura.
Por si fuera poco, este año nos enfrentábamos a posibles restricciones de agua por parte de la Confederación Hidrográfica del Guadiana, aunque finalmente se ha asegurado la campaña de riego y esperemos que podamos tener una campaña similar a la del año pasado.
El cultivo de tomate para industria es vital en Extremadura, al que nuestros agricultores dedicaron el año pasado 23.000 hectáreas, con una producción entregada a las industrias transformadoras superior a las 1,7 millones de toneladas, lo que supone un 20% menos que lo entregado en la campaña anterior debido, como decía, a las altas temperaturas y ante las que desde Cooperativas Agro-alimentarias Extremadura planteamos a Agroseguro una mejora en la línea del seguro agrario de tomate para industria con el objetivo de que se incorpore una nueva cobertura que cubra daños provocados de forma general en un cultivo por altas temperaturas persistentes.
Los agricultores de las cooperativas y OPFH asociadas a Cooperativas Agro-alimentarias Extremadura representan el 70% aproximadamente de la superficie total dedicada al cultivo de tomate para industria en la región y el mismo porcentaje en producción total regional.
Ahora, lo que nos queda es esperar que la campaña se desarrolle dentro de la normalidad y no perdamos en nuestra región un cultivo tan importante desde el punto de vista social y económico.