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¿Dejamos morir al sector del vino?
La recuperación de este sector no puede confiarse simplemente a la reapertura de bares y restaurantes a medida que se levanten las restricciones por la pandemia y se recupere el turismo. Que sí, que influirá, pero que no nos hará recuperar las importantes pérdidas económicas que tenemos ya.
El protagonismo de las cooperativas en el sector agroalimentario es incuestionable, poniéndose de relieve aún más durante la pandemia por COVID-19, en la que agricultores, ganaderos y cooperativas intensificaron sus esfuerzos y asumieron más costes de producción para garantizar en todo momento el abastecimiento a la sociedad de alimentos de calidad, sanos y seguros.
Sin duda, nuestro sector agroalimentario es esencial e indispensable, como se nos ha reconocido en este tiempo. Pero parece que esto es solo en algunos casos, porque la situación en que se encuentra ahora mismo el sector vitivinícola es prácticamente desesperada.
La pandemia nos ha traído muchas cosas malas. Las principales, son irreemplazables. Para las demás, tendremos que trabajar mucho y muy duro para recuperar lo que teníamos antes. Porque esta pandemia y el Estado de Alarma decretado, con las restricciones de movilidad establecidas, ha paralizado el canal HORECA, el de la hostelería y restauración. Y ese es nuestro principal nicho de consumo.
Al vino no le ha pasado lo mismo que a otros sectores como podría ser el al aceite de oliva, cuyo consumo ha subido estos meses en los hogares sobre todo el aceite de mejor calidad, el virgen extra. La crisis sanitaria ha hecho que el vino lleve acumuladas importantes pérdidas económicas y la situación en los próximos meses puede complicarse aún más.
Así que necesitamos ayuda, independiente del Plan de Apoyo al Sector Vitivinícola. Una ayuda inmediata y rápida con ayudas excepcionales, porque el del vino es uno de los pocos sectores agroganaderos que no cuenta con esas ayudas excepcionales.
Las peticiones más urgentes de Cooperativas Agro-alimentarias Extremadura están en la línea de una ayuda directa a las bodegas que podría articularse en dos partes o tramos. Una parte sería fija o lineal, es decir que será la misma para todas las bodegas; y otra parte variable, en función de los costes fijos que han soportado cada bodega al cumplir con sus obligaciones de pagos y a pesar de la importante caída de ventas.
A pesar de la importante destrucción de empleo que hay ahora mismo, las bodegas cooperativas han realizado un ingente esfuerzo para mantener el empleo en un escenario que es muy incierto, como todos conocemos, y que se nos hace aún peor para los que formamos parte de la cadena de valor del sector vitivinícola.
Este esfuerzo debe verse compensado, por ejemplo, con una ayuda que pueda amortiguar parte de los costes de las bodegas para el mantenimiento del empleo, como pueden ser los costes de seguridad social.
Se nos ocurren más medidas, tal y como hemos estado debatiendo desde hace meses en la Sectorial Vitivinícola de Cooperativas Agro-alimentarias Extremadura. De hecho, también hemos realizado aportaciones a la norma de comercialización que prepara el Ministerio de Agricultura.
Estamos a disposición de la Administración. El sector del vino necesita un salvavidas urgentemente, porque las consecuencias a largo plazo pueden ser desastrosas teniendo en cuenta que se trata de un sector muy social, que da mucho trabajo y que está presente en todas las regiones.
No se puede dejar morir el sector del vino, que se caracteriza por la calidad de su producción. Y hasta el momento no hemos tenido ni un céntimo extra para afrontar la que es una crisis sin precedentes.
Teníamos las esperanzas puestas en la última reunión del Consejo de Ministro de la UE, que fue el 26 de abril, para que la Unión Europea habilitase fondos extraordinarios que además habían pedido 14 Estados miembros a iniciativa de España y movilizados a través del propio sector. Esperanzas que nos han quitado de un plumazo cuando Bruselas nos ha vuelto a negar medidas extraordinarias para ayudar al sector del vino.
La recuperación de este sector no puede confiarse simplemente a la reapertura de bares y restaurantes a medida que se levanten las restricciones por la pandemia y se recupere el turismo. Que sí, que influirá, pero que no nos hará recuperar las importantes pérdidas económicas que tenemos ya.
Se presupone que la Unión Europea debe estar más a la altura ante una situación así y debe apoyar firmemente al sector vitivinícola europeo poniendo a disposición de los países unos fondos adicionales extraordinarios y suficientes para que el sector vitivinícola pueda gestionar esta crisis y se recupere.
De momento, en Extremadura sí que hemos solicitado desde Cooperativas Agro-alimentarias Extremadura con ASEVEX que se incluya al sector vitivinícola en las ayudas establecidas de apoyo a empresas y autónomos afectados por la pandemia de COVID-19, para que pueda acogerse a ellas.