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Un nuevo seguro para el olivar como garantía de futuro para los olivicultores
Artículo de Fernando J. Burgaz, ingeniero agrónomo
La importancia del olivar en la agricultura y la economía de nuestro país, no tiene reflejo en el sistema de seguros agrarios, donde ocupa una posición secundaria. Así en 2021 solo representaba el 3,7% del capital asegurado en la agricultura, habiéndose asegurado el 7,3% de su superficie y el 2,5% de los olivicultores.
Tradicionalmente se ha considerado que el olivar no está expuesto a importantes daños, al estar enclavado en su zona óptima de cultivo, con escasa incidencia del pedrisco o la helada, y que el regadío y la mejora de su manejo reducen la vecería y estabilizan los rendimientos.
Esta situación se ha visto modificada en los últimos años, tras graves episodios de fuertes vientos, heladas, nevadas o sequías, que han puesto de manifiesto la incapacidad del seguro para dar una adecuada respuesta a la protección que necesitan los productores.
Pero hay otros factores que afectan a la volatilidad del ingreso, relacionados con que el agricultor produce aceitunas, pero vende aceite, existiendo un importante decalaje entre las fechas de la recolección de la aceituna y del ingreso por la venta del aceite obtenido.
Para ofrecer a los olivicultores la misma protección de que disponen el resto de los agricultores, resulta necesario revisar en profundidad el modelo de seguro e introducir los cambios que permitan ofrecer la respuesta que merecen los olivicultores. Especialmente en aspectos como los siguientes:
Los importantes desequilibrios actuariales que lastran el desarrollo del seguro, vienen motivados por la creciente incidencia de siniestros de alta intensidad. Para abordar este problema deben mutualizarse los daños ocasionados por los “fenómenos climáticos extremos”, dispersando su cobertura entre todos los asegurados en el sistema, lo que evitará incrementos de tarifas y endurecimiento de las condiciones de aseguramiento.Este cambio requeriría incluir como nuevo riesgo los “Fenómenos climáticos extremos”, que den protección al conjunto de fenómenos extraordinarios conocidos como tempestad ciclónica atípica, tal como la define el Consorcio de Compensación de Seguros. A la vez que se mantendría el riesgo de “Resto de adversidades climáticas”, con la misma definición actual con lo que quedarían garantizados los daños que no reúnan las condiciones para ser calificados como “fenómenos climáticos extremos”.
Las condiciones especiales del seguro resultan complicadas de entender, lo que desincentiva su contratación al generar incertidumbre en el agricultor sobre la cuantía de la indemnización que le puede corresponder en caso de siniestro. Resulta necesario simplificar los módulos de aseguramiento y las condiciones de cobertura. La escasa y decreciente contratación de algunos módulos son una buena muestra de su escaso interés entre los agricultores y una buena razón para revisar las coberturas. No disponer de un rendimiento asignado, o que no refleje la realidad de la explotación, retrae a muchos agricultores de suscribir el seguro. Por ello ENESA debería fijar el rendimiento de referencia, aprovechando su capacidad para acceder a todas las bases de datos públicas con información sobre la explotación del olivicultor. Diferenciar la tarifa, entre secano y regadío, contribuirá al equilibrio actuarial del seguro, ya que facilitará la incorporación de explotaciones en riego que presentan mayores rendimientos y una menor siniestralidad. La cuantía de la indemnización recibida tras el acaecimiento de graves daños que afectan a la madera suele ser un motivo de insatisfacción por parte de los afectados. Debe resolverse esta cuestión mediante un estudio consensuado que permita conocer con precisión la evolución de la vegetación y de la producción de olivares gravemente afectados. Las 1.800 almazaras existentes constituyen un elemento fundamental para garantizar la renta de los productores, que entregan en ellas sus aceitunas para su molturación y almacenamiento y posterior comercialización del aceite.Deben revisarse las condiciones de la póliza asociativa, para facilitar su aplicación a las almazaras cooperativas, así como estudiar la inclusión de nuevas coberturas como la pérdida del rendimiento graso o la pérdida de calidad del aceite obtenido.
Las nuevas condiciones establecidas por la Comisión Europea para implantar un instrumento de estabilización de ingresos, abren la posibilidad de crear y subvencionar seguros destinados a garantizar los ingresos de los agricultores.Debe promoverse la incorporación de estos seguros al Sistema de Seguros agrarios, ya que no sería justificable que se pudiera implantar dicho seguro en el marco de la PAC y subvencionable con fondos Feader, y no pudiera incorporarse este mismo seguro a los seguros agrarios.
Pese a los intentos que se han realizado a lo largo de los años, el sistema de seguros agrarios no está ofreciendo a los olivicultores una protección adecuada ante las causas que ponen en riesgo sus ingresos anuales. Por ello, resulta necesario reformular este seguro para garantizar el futuro de uno de los principales sectores de la agricultura española y fuente de riqueza de muchos territorios.