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Poca producción y mucha calidad en el vino extremeño

Ninguna producción de los últimos años en Extremadura ha sido tan baja como la de esta campaña

La campaña vitivinícola se ha cerrado en Extremadura con una producción de 2.140.000 hectólitros. Es un dato más que desastroso, porque supone un descenso de nada menos que el 42% respecto a la pasada campaña, según los datos que tenemos en Cooperativas Agro-alimentarias Extremadura, que aglutina a bodegas cooperativas que producen el 68% del vino regional y suman el 60% de la superficie extremeña destinada este sector.

Ninguna producción de los últimos años en Extremadura ha sido tan baja como la de esta campaña de vendimia y podemos verlo claramente con los datos de los últimos cinco años: la producción de 2012 fue de casi 3,2 millones de hectolitros; un año después fue de 4,18 millones de hectolitros; en 2014 se produjeron 4,27 millones de hectolitros y en 2015 poco más de 4 millones de hectolitros. El año pasado la producción fue de 3,66 millones de hectolitros.

La fotografía que lanzan todos estos datos al compararlos es preocupante, porque ni siquiera llegamos a la media de producción de estos últimos cinco años, que es de casi 3,8 millones de hectólitros en Extremadura. Este año producimos casi 1.700.000 hectólitros menos que esa media.

Este descenso de producción vitivinícola es generalizado en España, sí, pero es que es especialmente acusado en Extremadura, que pasa de ser la segunda región productora de vino en España a situarse esta campaña como cuarta productora.


La merma de esta campaña es mucho mayor en determinadas zonas, especialmente en las de secano como es Tierra de Barros, con una merma en la producción del 50% en uva tinta y el 30% en uva blanca, motivo por el cual continuamos reivindicando la transformación en regadío de Tierra de Barros, porque ayudaría a tener producciones más homogéneas.

La climatología adversa es el motivo principal de este descenso de producción, con una sequía muy severa y altas temperaturas, que ha provocado incluso el adelanto en casi un mes del inicio de la vendimia en Extremadura.

Como contrapartida, la calidad de la uva esta campaña en Extremadura es excelente, lo que puede llevar a una subida de precios que compensen ligeramente las pérdidas económicas de los viticultores.

Todo esto nos lleva a una campaña desastrosa y una situación alarmante del sector, que necesita ahora el apoyo de la Administración con la puesta en marcha de diversas medidas de urgencia como la exención o reducción de los módulos del IRPF, así como habilitar líneas de ayudas y créditos a interés cero para el sector.

Y es que el vitivinícola es un sector muy importante en la región, que exporta gran parte de su producción y que está afrontando el reto de incrementar el porcentaje de vino extremeño envasado, que en los últimos años ha aumentado pero aún continúa siendo bajo el porcentaje que envasamos. Nuestra apuesta ha sido siempre el vino a granel de calidad, siendo actualmente muy competitivos en este sentido, y debemos continuar en esta línea compaginándola con un mayor envasado de nuestros vinos y, con ello, del valor añadido.

Además, debemos consolidar el mercado internacional de vino a granel en el que ya estamos, mantener la calidad que ya tenemos y arriesgarnos con tener algún tipo de distinción al respecto, como por ejemplo en una variedad de uva que nos dé cierta diferenciación.

Ésa es nuestra asignatura pendiente: la comercialización y puesta en valor de nuestro producto como tal y en eso también tendría también mucho que decir la posibilidad de contar con una variedad de uva específica nuestra nos haría ser más competitivos aún, porque tendríamos una distinción a sumar a la calidad que ya tenemos. Esto facilitaría las ventas, porque el transporte encarece mucho.

Por eso, aunque exportamos a prácticamente todo el mundo, nuestro mercado natural ha sido siempre Portugal, por el bajo coste del transporte por la cercanía territorial. Y esa ventaja no la tenemos respecto a otros mercados centroeuropeos por las deficiencias que tenemos en comunicaciones y transporte, frente a otras comunidades autónomas, y mover botellas de vino supone mucho peso y, con ello, mucho coste.

Quizás sería interesante plantearnos mover graneles y que se envase en destino con etiqueta de vino extremeño, porque no debemos tener ningún complejo ya que estamos a la altura de cualquiera. Por eso exportamos al mundo entero, porque tenemos un producto que no tiene nada que envidiar a nadie.