Comunicación
El valor social del modelo cooperativo
Las cooperativas demuestran todos los días que la economía se puede poner al servicio de las personas y no al revés, porque son las empresas que constituyen las propias agricultoras, agricultores, ganaderas y ganaderos, que son sus propietarios
Las cooperativas agroalimentarias, como empresas de economía social, son la herramienta más eficaz para la reconstrucción económica y social que necesitamos ahora para salir de una crisis económica derivada de la sanitaria provocada por la pandemia por COVID-19. Y esto es así básicamente por los valores que caracterizan a esas empresas cooperativas, que se sustentan en las personas, en la equidad y en la responsabilidad social, como han demostrado precisamente en esta pandemia sin dejar de trabajar un solo día.
Las cooperativas demuestran todos los días que la economía se puede poner al servicio de las personas y no al revés, porque son las empresas que constituyen las propias agricultoras, agricultores, ganaderas y ganaderos, que son sus propietarios.
Todos los sectores agrícolas y ganaderos de Extremadura han crecido en los últimos años gracias al trabajo que realizan las cooperativas, por la apuesta de profesionales del campo por la concentración de la producción en cooperativas, que lo que hacen es comercializar esa producción, dando certezas a sus personas asociadas de que van a venderla y van a cobrar por ella. El beneficio económico que se obtiene en esa venta repercute después en sus socias y socios, que reciben así un precio mayor por su producción. Y eso es algo que solo ofrece una cooperativa.
El compromiso y la responsabilidad que las cooperativas agroalimentarias han demostrado en este tiempo, en los momentos más duros, es intachable. Una responsabilidad social que hizo que profesionales del campo sacaran sus tractores y maquinaria a las calles para desinfectarlas. Sin que nadie se lo pidiera.
O que hizo que mantuvieran los puestos de trabajo durante la crisis sanitaria por COVID-19 e incluso han creado más, absorbiendo trabajadores de otros sectores. En los tiempos que corren eso es importante, porque es empleo estable y se crea además en zonas donde hace falta, que son las zonas rurales.
Y es que las cooperativas asociadas a Cooperativas Agro-alimentarias Extremadura están formadas por más de 31.300 personas asociadas, profesionales de la agricultura y ganadería. Si a ello se le suman los más de 3.000 empleos directos que generan estas mismas cooperativas, el sector aglutina el 9% de la población ocupada de la región, a lo que habría que añadir el empleo indirecto que también crean.
De este modo, casi dos de cada diez extremeños tienen alguna vinculación directa con una cooperativa socia de Cooperativas Agro-alimentarias Extremadura.
De ahí que en las cooperativas primen las personas por encima de todo. No han dejado de trabajar ni un día para que no faltaran alimentos para la sociedad ni servicios para sus socias y socios, con la confianza y seguridad que les ofrece para la venta de su producción y mayor valor añadido de la misma. Sin olvidar que mantienen la actividad agraria en Extremadura, moderna y sostenible.