Las adversidades meteorológicas complican el inicio de la campaña agrícola en diversos cultivos en Extremadura. Frutas, tomate y cerezas son algunos de los cultivos afectados, cuyos productores serán indemnizados por el sistema de seguros agrarios
El inicio de la campaña agrícola ha sido muy complicado para numerosos cultivos de la región por la meteorología adversa registrada entre los meses de marzo y mayo, a lo que se ha sumado la incertidumbre provocada por la crisis del COVID-19. El sector venía soportando una fuerte sequía hasta el pasado mes de febrero, momento en el que la situación cambió con las precipitaciones puntualmente fuertes y, en muchas ocasiones, de carácter tormentoso registradas en el mes de marzo y que provocaron, junto a vientos fuertes que llegaron a superar los 90 kilómetros por hora, numerosos problemas en diversos cultivos de la región.
Estas adversidades meteorológicas han ocasionado importantes daños en la producción de cereza, tomate, arroz, viña, patatas, frutales, ajos y olivar en Extremadura, lo que viene a demostrar la importancia del sistema de seguros agrarios, ya que muchos agricultores van a ser indemnizados por estos daños garantizando así la viabilidad de las explotaciones aun en años meteorológicamente adversos.
Los meses de marzo y abril se caracterizaron por ser muy húmedos en Extremadura, lo que ha afectado a una gran parte de los cultivos, con especial incidencia por las adversidades meteorológicas en el de la cereza. Se preveía como una campaña temprana puesto que la floración empezó muy pronto, pero el frío y las lluvias de marzo hicieron que se alargase y fuese más escalonada provocando una disminución de producción que, en un principio, no se veía como un problema, ya que desde hace unos se apuesta más por la calidad y no tanto por la cantidad. Aún sin terminar de limpiar la cereza se sucedieron una serie de tormentas de granizo que hicieron que determinadas zonas quedasen totalmente dañadas.
Una tormenta registrada el día 14 de abril en la zona de La Vera, concretamente en Pasaron, afectó a la cereza y ciruela con daños en torno al 80 y 90%. La zona alta de Barrado y Piornal también resultaron muy dañadas, con la suerte que esta zona tiene pocos cultivos, mientras que en Casas del Castañar y Cabrero el daño fue leve y posiblemente recuperable. El 15 y 16 de abril continúan las tormentas causando daños en distintas zonas pero con menos virulencia, hasta que el 19 de abril acontece otra fuerte tormenta y esta vez se ve afectada una zona más amplia con fuertes daños: Navaconcejo, Cabezuela, Rebollar, Casas del Castañar, Cabrero, Barrado y Garganta la Olla, entre otras. Algo que se repite unos días después, el 25 de abril, con granizo que vuelve azotar a las cerezas. Todo ello, ha dejado irrecuperables numerosas zonas de cerezas en el Valle del Jerte, Valle del Ambroz, la Vera y las Hurdes.
Tras estas tormentas, en mayo se registraron 10 días continuos de lluvias que causaron numerosas pérdidas y que se llevaron toda la cereza temprana y de media estación. Las tormentas sucedidas a lo largo del mes de abril y mayo dejaron una merma del 40% de la producción de cerezas del Norte de Cáceres.
Otros cultivos
En otros cultivos como el tomate y el arroz, los agricultores han tenido que adaptarse a las condiciones meteorológicas y han modificado sus planificaciones de siembra, que se ha retrasado en la mayoría de las zonas debido a que las continuas precipitaciones imposibilitaban poder entrar en las parcelas para hacer las labores de preparación del terreno y siembra. Además, las lluvias de carácter tormentoso producidas durante la primera quincena de mayo provocaron que muchos agricultores tuvieran que volver a sembrar sus explotaciones porque las tormentas habían ocasionado daños irreparables en los cultivos.
La elevada humedad relativa durante los meses de abril y mayo han producido importantes daños en el cultivo de la vid por mildium al afectar a numerosas poblaciones de las Vegas del Guadiana y Tierra de Barros, generando en algunas explotaciones daños superiores al 50%.
Los frutales también han visto afectada su producción por las fuertes tormentas de abril y mayo, llevando a la pérdida total de la producción en algunos casos por la intensidad del pedrisco. Además este año se va a caracterizar por la falta de producción en muchas explotaciones, daños que AGROSEGURO ha valorado en algo más de 15 millones de euros.
Otros cultivos en los que ha bajado la producción por incidencias meteorológicas han sido el de ajos, por las lluvias en el momento de la recolección, y el de olivar, probablemente por las altas temperaturas durante la primera quincena del mes de mayo que coincidieron en algunas explotaciones con la floración.
Sistema de seguros
Las sequías, en unas ocasiones, y las tormentas y recurrentes lluvias, en otras, han motivado que la siniestralidad acumulada en Extremadura desde 2016 a 2019 supere los 244 millones de euros. En esos años, la media de siniestralidad soportada por el Sistema de Seguros Agrarios en Extremadura supera los 60 millones de euros.
Sin el sistema de seguros agrarios, muchos sectores agrícolas serían diferentes y cultivos como los de tomate, arroz, frutales o tabaco, entre otros, tienen una contratación por parte de casi la totalidad de los productores, que ven aliviados el perjuicio económico que les ocasionan las adversidades meteorológicas.
En opinión de Cooperativas Agro-alimentarias Extremadura, es obligación de todos proteger y potenciar el sistema de seguros, que en años como 2016 fue capaz de atender a 122.142 declaraciones de siniestros en la región y que en este año, a pesar del confinamiento de la población por el Estado de Alarma, los agricultores y ganaderos han seguido trabajando y sufriendo daños meteorológicos, siendo atendidos por AGROSEGURO vía teleperitación para continuar cubriendo así las necesidades de agricultores y ganaderos en tiempos difíciles.
De este modo, se considera necesario prestigiar este Sistema de Seguros, que en Extremadura cubre un capital asegurado de más 1.000 millones de euros mediante la suscripción de más de 31.000 pólizas, y fomentar la contratación en el resto de seguros donde todavía la suscripción es baja, como son el seguro de compensación de pastos, cerezas, olivar y viña.