Considera que la rebaja aprobada por el Gobierno español ante los efectos por la pandemia por Covid-19 es insuficiente al no tener en cuenta las circunstancias meteorológicas y de mercado que se vivieron el año pasado
Las adversidades meteorológicas y el comportamiento del mercado han generado considerables pérdidas de renta a los agricultores y ganaderos extremeños, motivando que Cooperativas Agro-alimentarias Extremadura haya solicitado al Ministerio de Hacienda, a través de la Consejería de Agricultura, una reducción en los módulos del IRPF mayor a la ya aprobada para paliar el aumento de costes que ha supuesto la pandemia para el sector.
Cooperativas Agro-alimentarias Extremadura valora de forma positiva esa bajada del 20% aprobada por el Gobierno central, pero la considera insuficiente ante la importante disminución de la rentabilidad de las explotaciones agrarias, muchas de las cuales se encuentran en serias dificultades de viabilidad.
Los daños registrados en muchos cultivos por la meteorología adversa, el parón del mercado por los efectos de la pandemia por Covid-19 y el incremento de costes ante dicha situación de emergencia sanitaria hacen necesaria, en opinión de Cooperativas Agro-alimentarias Extremadura, una mayor reducción de los índices que se aplican a agricultores y ganaderos en la declaración de la renta del año 2020 con el fin de adecuar su fiscalidad a la realidad de sus producciones.
Y es que el año agrario 2020 se ha caracterizado por una gran inestabilidad climática, con elevadas temperaturas persistentes y tormentas de gran intensidad que han mermado de forma muy considerable la producción de muchos sectores. A ello se suma las consecuencias del cierre del canal Horeca, las restricciones de movilidad, el cese de actividad en diversos sectores, etc. que han dificultado el transporte, logística y consumo de ciertas producciones, en especial las procedentes de la ganadería.
Producciones agrarias
El cultivo del tomate para industria en Extremadura ha sido uno de los más afectados por las altas temperaturas persistentes, con pérdidas de hasta el 50% de la producción en muchas explotaciones y que se estiman en más de 45 millones de euros, sin que sean cubiertas por el seguro agrario.
Por su parte, el sector frutícola extremeño se vio afectado por la inestabilidad meteorológica experimentada a lo largo del año 2020, en especial las intensas y reiteradas tormentas de pedrisco y las altas temperaturas que impidieron que la fruta madurara adecuadamente. A esta situación se añadió la dificultad para exportar ciruela a Brasil al cambiar el pasado mes de mayo los requisitos fitosanitarios para la importación de frutas procedente de determinados países, entre ellos España, y que impidió la exportación de ciruela a este país, ocasionando así pérdidas del 20% de la facturación global de la fruta extremeña.
En el caso de la cereza, las condiciones meteorológicas tampoco fueron favorables y provocaron que la cosecha de la Agrupación de Cooperativas del Valle del Jerte fuese de 8,5 millones de kilos, la más baja de los últimos 15 años y muy lejos de los 25,8 millones de kilos que tiene como cosecha potencial
Los cultivos de hortícolas de invierno (brócolis, ajos y patatas) y los de verano (tomates para fresco, melones, sandías, y pimientos), viñedo, soja, girasol, higos secos y el cultivo del olivar también han sufrido daños importantes provocados por la inclemencia meteorológica durante 2020.
En el sector ganadero, el apícola ha sufrido gravemente las consecuencias de la pandemia por Covid-19 con un importante descenso de consumo durante una campaña en la que además la cosecha ha descendido un 50% respecto al año anterior, que ya fue una cosecha muy baja.
El vacuno de carne sufrió una grave situación comercial con las medias aplicadas a causa de la pandemia sanitaria, del mismo modo que el resto de sectores ganaderos, si bien en el caso de este sector concreto fue el único sector ganadero sin ayudas específicas ante la situación de emergencia por la pandemia.