Debido a la climatología adversa se espera no alcanzar la contratación inicial de 2,2 millones de toneladas
La producción de tomate para industria en España será en esta campaña de 1,8 millones de toneladas, según las estimaciones del sector, que subraya además el descenso significativo registrado en la superficie cultivada respecto a 2009, concretamente de un 10%.
De este modo, el sector ve difícil alcanzar la contratación inicial de 2,2 millones de tonelada, debido a las incidencias climatológicas sufridas durante el invierno, en particular precipitaciones considerablemente superiores a las normales, que están teniendo una notable influencia en la fase de implantación de cultivo y se traducirán necesariamente en una reducción adicional de la producción.
Las precipitaciones registradas y la prolongación en el tiempo del periodo de lluvias, prácticamente ininterrumpido desde principios de diciembre hasta finales de marzo, ha provocado que la preparación de las tierras no se esté llevando a cabo según los estándares habituales en años climatológicamente normales. En particular, en muchos casos ha sido prácticamente imposible realizar las tareas previas de desinfección necesarias, ya que en Extremadura muchas plantaciones de tomate se realizan en parcelas donde se cultivo tomate el año anterior, por lo que la desinfección es necesaria. De hecho, se estima que las ventas de desinfectantes ha sido un 80% menor que el año pasado.
Estas lluvias han provocado también la necesidad de empezar a sembrar en las tierras "buenas", dado que son éstas las únicas que han permitido una mínima preparación una vez finalizadas las lluvias, con lo que será necesario sembrar el tomate "tardío" en las tierras pesadas, que reúnen, a priori, peores condiciones para su recolección en septiembre, cuando a su vez es más probable de nuevo la aparición de lluvias.
Igualmente, se ha registrado un retraso generalizado de los transplantes que ha provocado la pérdida de plantas en invernaderos, listas para su trasplante y sin posibilidad material de efectuarse, y ha imposibilitado el llevar a cabo un adecuado escalonamiento del cultivo, lo que provocará sin duda una concentración de las entradas de tomate a las fábricas que podría traducirse en la imposibilidad material, en muchos casos, de procesar las cantidades requeridas, con la evidente influencia en el desarrollo de la campaña y la correspondiente mermas de los kilos por hectáreas recepcionables.
Por último, en el caso concreto de la zona de Sevilla, donde incluso los mencionados retrasos han sido mucho más acentuados que en Extremadura, el miedo a la plaga de Tutta Absoluta así como su previsible mayor incidencia en las siembras tardías, ha provocado una ya confirmada importante reducción de las superficies prevista, ante la negativa de muchos agricultores a sustituir por tomate tardío el tomate temprano perdido.
