Los cultivos de regadío registran una campaña medianamente desastrosa en Extremadura

El cultivo de arroz pasa a ser prácticamente testimonial, maíz y tomate bajan sus rendimientos y el girasol despega en la región

La campaña de 2021 ha sido “medianamente desastrosa” para los cultivos de regadío en Extremadura, según la califica Cooperativas Agro-alimentarias Extremadura, con rendimientos desiguales y una importante bajada en muchos cultivos debido a la falta de disponibilidad de agua para riego por la situación de sequía, las altas temperaturas registradas y los efectos de plagas y enfermedades.

La campaña de comercialización de fruta ha sido buena en la región debido a las heladas registradas en otras comunidades autónomas productoras, que han mermado la producción, lo que ha dado salida a la de Extremadura en el mercado. Por el contrario, el cultivo de maíz ha registrado una importante bajada de rendimientos durante esta campaña por la falta de agua y las altas temperaturas al inicio de la campaña.

En este caso, Extremadura ha destinado casi 21.000 hectáreas al cultivo de maíz. Una cifra que supone la mitad de la superficie declarada durante la campaña pasada, que ascendió a 42.576 hectáreas.

“El maíz es el principal cultivo cerealista que baja su producción esta campaña. Aunque seguiremos siendo la tercera productora de maíz, este importante descenso se debe a la reducción de superficie de cultivo debido a la falta de agua”, señala el presidente de la Sectorial de Cultivos Herbáceos de Cooperativas Agro-alimentarias Extremadura, Antonio Soto.

Así, las primeras previsiones apuntaban a una producción de 261.988 toneladas, lo que representa prácticamente la mitad de la cosecha del año pasado, que fue de 534.575 toneladas.

Arroz y girasol

A ello se suma la situación del cultivo de arroz en la región. Extremadura tuvo el año pasado más de 21.300 hectáreas de arroz y esta campaña se supera por muy poco las 2.100 hectáreas. Desde las cooperativas se animó a sus agricultores socios que apostaran por la siembra de arroz redondo en lugar de arroz largo, debido a que tiene un mayor consumo en la cuenca mediterránea y puede tener cierto diferencial de precio respecto al largo. “Además, la calidad del arroz redondo que se importa, no es ni parecida a la nuestra, por eso hemos inclinado la balanza hacia esa variedad”, explica el presidente de la Sectorial de Arroz de Cooperativas Agro-alimentarias Extremadura, Félix Liviano.

Esta Sectorial tiene la vista puesta ya en la campaña del próximo año, debido a los problemas que puede acarrear la continuidad de la situación de sequía, solicitando a la Administración y a Confederación que se comienza a planificar una próxima campaña ante un posible panorama de sequía de nuevo.

“Con todo lo que hemos pasado para situar al arroz en el sitio en que estaba en cuanto a rentabilidad para los agricultores, ahora lo podríamos  perder y pasar unos años malos hasta volver recuperarlo”, agrega Liviano.

En la otra cara de la moneda está el cultivo del girasol, “que ha tomado fuerza en la región debido a la invasión rusa de Ucrania y a la sequía, puesto que parte de las explotaciones que suelen sembrar arroz y maíz no se han plantado este año y los agricultores han optado por el girasol”, señala el presidente de la Sectorial de Cultivos Herbáceos de Cooperativas Agro-alimentarias Extremadura, Antonio Soto.

De este modo, Extremadura ha multiplicado por tres la superficie de girasol plantada, En concreto, esta campaña se han destinado 24.128 hectáreas al cultivo de girasol frente a las poco más de 8.000 hectáreas que se declararon como superficie en 2021. Así, se esperan unos rendimientos de 600 kilos por hectárea en secano y entre 2.000 y 2.500 kilos por hectárea en regadío.

Según explica Soto, esta situación se produce además en un año en el que los precios compensan la baja producción. No obstante, existe cierta incertidumbre en el sector por el escenario internacional que marca los precios y también por las condiciones meteorológicas en el caso de que continúe sin haber agua suficiente para la próxima campaña.

Tomate, la más baja en 5 años

Por otro lado, el cultivo de tomate para industria también ha bajado su producción durante esta camapaña, en la que la sequía, las altas temperaturas persistentes y la falta de materias activas eficaces contra plagas y enfermedades han determinado una complicada campaña para los productores extremeños.

Debido a esos factores, Cooperativas Agro-alimentarias Extremadura estima una reducción del 30% en la producción de tomate para industria en esta campaña, respecto a la cosecha el año pasado. Así, se prevé que la producción de tomate para industria de este año ronde las 1,5 millones de toneladas, de forma que sería la más baja de los últimos cinco años, superando incluso la de 2020 que estuvo afectada también por temperaturas persistentes, reflejando así la complicada campaña a la que se han enfrentado los productores de tomate de la región.

En este sentido, la superficie destinada a tomate para industria, cultivo en el que Extremadura es líder nacional, ha pasado de las 23.340 hectáreas del año pasado a 18.436 hectáreas en esta campaña, lo que supone una reducción del 26% de la superficie debido a las limitaciones por la falta de lluvias y de agua en los principales embalses extremeños.

Esta sequía hidrológica ha supuesto múltiples problemas para el riego, a lo que se sumó un periodo de altas temperaturas que se mostraron persistentes durante los meses de mayo, junio y julio, batiendo los récords de las series históricas. “Esta situación ha provocado daños muy relevantes que, a nivel general, han superado el 35%, mientras que a nivel particular se ha alcanzado el 80% en algunas explotaciones de la región, con tomates asolanados, afectados por podredumbre apical y fallos de polinización en plantaciones tardías”, explica el presidente de la Sectorial de Frutas y Hortalizas de Cooperativas Agro-alimentarias Extremadura, Domingo Fernández.

A este complicado escenario hay que añadir los efectos del aumento de plagas por nematodos que afectan al tomate para industria y determinan su productividad, lo que pone de manifiesto, en opinión de Cooperativas Agro-alimentarias Extremadura, la necesidad de autorizar usos excepcionales de determinadas materias activas para fitosanitarios con el objetivo de garantizar una producción de calidad.

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