Extremadura, un tren en marcha hacia la igualdad

Ya han pasado más de cinco años desde la entrada en vigor de la Ley de Cooperativas de Extremadura y la presencia de la mujer en las cooperativas agroalimentarias extremeñas ha dado un giro radical.

El 2 de noviembre de 2018 se publicó en el Diario Oficial de Extremadura la Ley 9/2018, de sociedades cooperativas de Extremadura, tras un largo proceso de negociación y trabajo de la Administración regional y las entidades asociativas de economía social, entre ellas Cooperativas Agro-alimentarias Extremadura. Esta Ley ha supuesto un antes y un después en el seno de las cooperativas y vino a reforzar el trabajo, que ya levábamos años realizando, a favor de la participación de las socias en los órganos de gestión y dirección de las cooperativas agroalimentarias, desde la Sectorial de Igualdad de Oportunidades de Cooperativas Agro-alimentarias Extremadura.

Como era de esperar, en todo aquello relacionado con la igualdad, la Ley tuvo sus detractores desde el inicio, alguno de los cuales a día de hoy sigue en sus trece, usando argumentos que denotan desconocimiento de la propia Ley, de la igualdad y equidad y hasta del sector cooperativo.

Nadie se cuestiona que las personas propietarias de una empresa participen en la dirección de ésta, ya sean hombres o mujeres, por tanto ¿por qué sí se hace esto en el caso de una cooperativa? ¿Por qué las “socias y dueñas” de las cooperativas no están capacitadas para ejercer esta tarea? ¿Qué diferencia a un socio hombre de una socia mujer? La respuesta a esta última pregunta es obvia: NADA.

Hay que aclarar que la Ley de Cooperativas no obliga a que haya mujeres en el consejo rector, ya que sus integrantes se eligen en la Asamblea General por el conjunto de personas socias de cada cooperativa y no por imperativo legal. Esta Ley sí obliga a que las cooperativas fomenten la participación de sus socias y ocupen un lugar en los órganos de gestión de dicha entidad, siempre que ellas quieran y la masa social las vote.

Ya han pasado más de cinco años desde la entrada en vigor de la Ley y la presencia de la mujer en las cooperativas agroalimentarias extremeñas ha dado un giro radical. Cada día es mayor el número de socias y consejeras y el sentimiento de sobresalto inicial se ha transformado en satisfacción, porque mayoritariamente los representantes cooperativistas reconocen que se ha ganado con la diversidad que han aportado las socias con su participación activa.

Y en esta área Extremadura es pionera, ya que fue la primera región en incluir artículos dirigidos a la igualdad de oportunidades en su Ley de Cooperativas. Un aspecto por el que hemos recibido, y seguimos recibiendo, miles de felicitaciones desde otras regiones, que incluso nos han pedido a Cooperativas Agro-alimentarias Extremadura asesoramiento y ayuda, con casos prácticos que les sirvan de ejemplo para copiar el modelo extremeño.

A pesar de todo ello hay quien sigue cuestionando, a estas alturas del siglo XXI, el papel de la mujer en las cooperativas y nuestra participación en el porcentaje que marca la ley. Hay quien cuestiona todo lo que suponga avance, innovación, actualidad, salir de la zona de confort; hay quien cuestiona que cada cual aportamos y en conjunto sumamos. Hay quien quiere permanecer en el pasado y no evolucionar. Hay quien cuestionará y se quejará el día que tengamos un tren electrificado y digno y buscará poner palos en las ruedas, para permanecer como estamos.

Es hora de aportar y sumar, de recorrer un camino, mujeres y hombres juntos, que nos haga evolucionar y crecer como región. Y ese camino pasa por la igualdad en cualquier sector, incluido el cooperativismo agroalimentario, en el que seguiremos trabajando desde la Sectorial de Igualdad de Oportunidades de Cooperativas Agro-alimentarias Extremadura.

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