Es necesario contar con un presupuesto a la altura de los retos y objetivos propuestos, dándole la importancia que se merece la única política totalmente comunitaria. Una PAC que apoye la competitividad y la rentabilidad del sector agrícola, la innovación, la internacionalización, y que dote de instrumentos a los agricultores y a sus cooperativas, para que a través de la integración cooperativa se reequilibre la cadena de valor.
Recientemente se ha celebrado la Conferencia Europea de Desarrollo Rural, organizada en la localidad irlandesa de Cork por la Comisión Europea 20 años después de la primera Conferencia de 1996. En ese año, esta Conferencia terminó con la primera declaración de Cork, que supuso un cambio en la estructura de la PAC, convirtiendo al Desarrollo Rural en el segundo pilar de la Política Agraria Común.
Ahora, en este 2016, el resultado de la Conferencia es la Declaración Cork 2.0, que resalta así el papel de las cooperativas y que establece diez orientaciones políticas a tener en cuenta en los futuros debates sobre la PAC y los retos del siglo XXI.
Esta declaración pone de manifiesto la importancia de mantener una política agrícola y rural en la UE que impulse la economía, la gestión medioambiental y la biodiversidad y la integración social en las zonas rurales. También destaca la necesidad de mejorar el desarrollo de las zonas rurales a través de soluciones innovadoras, inclusivas y sostenibles.
Asimismo, establece las prioridades del desarrollo rural que se tendrán en cuenta en el diseño de las futuras políticas, que deberán ser flexibles con el fin de adaptarse a cada territorio y estar muy orientadas hacia los resultados para que los ciudadanos sean partícipes del papel tan importante que los habitantes de las zonas rurales desempeñan.
Se trata por tanto de una Declaración a la que damos la bienvenida con gran satisfacción, porque sin lugar a dudas las empresas cooperativas tienen una importancia fundamental e indudable en el medio rural como un instrumento clave y estratégico en el desarrollo económico. Integrar a sus agricultores y ganaderos, aportándoles valor añadido y servicios a sus producciones, generar redes a través de la integración cooperativa e impulsar la actividad económica en las zonas rurales donde están emplazadas, invertir en innovación, mejorar la gestión medioambiental de las explotaciones de sus socios, y todo a través de una gobernanza caracterizada por los procedimientos democráticos y colectivos están, entre otros conceptos mencionados, en la base de la filosofía de las empresas cooperativas agroalimentarias desde hace más de cien años.
Para conseguir todo ello, y dentro de los debates sobre el futuro de la PAC, desde Cooperativas Agro-alimentarias Extremadura creemos que es necesario contar con un presupuesto a la altura de los retos y objetivos propuestos, dándole la importancia que se merece la única política totalmente comunitaria. Una PAC que apoye la competitividad y la rentabilidad del sector agrícola, la innovación, la internacionalización, y que dote de instrumentos a los agricultores y a sus cooperativas, para que a través de la integración cooperativa se reequilibre la cadena de valor.
Consideramos así que generar estas condiciones será fundamental para conseguir un sector agroalimentario sostenible desde el punto de vista económico, pero también es necesario que pueda cumplir con las otras dos patas que definen a la sostenibilidad, el medioambiente, con la mitigación y adaptación al cambio climático; y una mayor integración social de las zonas rurales.
Retos del siglo XXI
Con todo ello, durante esta Conferencia se trabajó en conseguir el objetivo de esta revisar los logros conseguidos y las dificultades a las que ha debido enfrentarse el desarrollo rural durante estas últimas décadas, incluyendo un análisis sobre los nuevos retos que se plantean y un inventario de todo lo que pueden aportar las zonas rurales.
Durante los dos días de duración de la conferencia, más de 300 personas entre las que se encontraban representantes de las administraciones públicas de los 28 Estados Miembros, la Comisión Europea, agentes económicos y sociales, Parlamento Europeo y sociedad civil, han trabajado para sentar las bases para poder mejorar el medio rural, entre ellos Cooperativas Agro-alimentarias de España.
Para ello en los diferentes grupos de trabajo se han tratado los nuevos retos con respecto a los debatidos en Cork en 1996. Entre ello temas como el cambio climático, la problemática de los jóvenes y el abandono del medio rural, la necesidad de cooperación entre las zonas rurales y las urbanas, la importancia de la revolución digital, el papel del agricultor como proveedor de bienes públicos que el consumidor debe conocer, la importancia de la investigación, la innovación y el conocimiento o las nuevas formas de financiación.