La cooperativa lleva a cabo una importante estrategia para fidelizar sus marcas de Zaleo, que ha llevado además a que sus vinos obtengan estas buenas puntuaciones
Los premios y las guías de vinos han dejado muy buen sabor de boca al grupo cooperativo Viñaoliva durante 2021, un año en el que Grácil de Zaleo ha conseguido dos medallas de oro, concretamente en los Premios Vinespaña y Mezquita, y ha obtenido 93 puntos Mezquita, 91 puntos Guía Sobrelías y 91 puntos Guía Semana Vitivinícola.
Además, Tinaja de Zaleo ha ganado también dos medallas de oro, en su caso en los Premios Arabal y Mezquita, logrando 94 puntos Mezquita. A todo ello se suma el reconocimiento por sexto año consecutivo a Zaleo Tinto ha sido el Tempranillo Joven como el vino mejor puntuado de la Denominación de Origen Ribera del Guadiana en la Guía Peñín.
Estos puntos y los premios representan una buena forma de categorizar los vinos siguiendo un método, un medio que resulta especialmente útil para importadores o compradores de vinos y tiendas. Así, a los distribuidores y tiendas les favorecen de cara a elegir su repertorio de vinos nuevos, les facilitan la vida que tengan premios y buenas puntuaciones. Son una buena arma de atracción fácil para sus clientes y un ahorro en promoción.
“Todos sabemos el reto que supone conseguir un nuevo cliente, y los premios y los puntos ayudan mucho infundir confianza de primera”, señalan desde Viñaoliva, que considera que estos reconocimientos son también una manera para que el cliente se quede más tranquilo sabiendo que ha acertado con un vino bien puntuado en lugar de otro sin puntos.
Después a las cooperativas le queda la tarea de seguir fidelizando al comprador para que no termine comprando el más barato de su competencia aunque no tenga medalla. “Se sabe por experiencia que el comprador adquiere más autoconfianza a medida que compra más vinos, va familiarizándose con ese tipo de sabores y sigue investigando en esas uvas, zonas y estilos”, agregan desde este grupo cooperativo.
En este sentido, Viñaoliva lleva a cabo una importante estrategia para fidelizar sus marcas de Zaleo, que ha llevado además a que sus vinos obtengan buenas puntuaciones, siendo una buena política de comercialización también para sus cooperativas de base. Esta estrategia se basa en un trabajo enológico y comercial consistente en elaborar, mezclar y luego criar los vinos de forma singular, juntando elementos de diferentes cooperativas socias de Viñaoliva para crear un producto final de cada vez mayor calidad.
Entre los objetivos de Viñaoliva está el de preparar vinos que puedan optar a premios y que ayuden a todas sus cooperativas de base a ser más competitivas en equidad para que no compitan entre ellas y tengan las mismas oportunidades, tengan el tamaño que tengan, para mandarlos todos los años a los principales concursos del mundo hasta que consiguen una medalla de oro o una puntuación alta.
A todo ello se une una planificación en comunicación, llegando a medios con un target que interese a sus cooperativas, contando una buena historia y ambientando su vino con otras actividades y atributos, como el caso de las últimas campañas de Buscando a Pardina o Tinaja de Zaleo, creadas principalmente para incentivar el consumo de producto terminado y posicionar las marcas de Viñaoliva en los mejores restaurantes de Extremadura y del resto del mundo.